La pregunta me viene rondando desde hace ya un tiempo. ¿Quién critica a los críticos? Hace unos cuantos días el encargado de un restaurante nos comentaba la visita de uno de los críticos gastronómicos más reputados de este país. El opinador en cuestión le había dicho sin asomo de sonrojo que con un puñado de líneas escritas por él y publicadas en el diario de mayor difusión en este país podía llenarle el local. En ese mismo momento pensé en la relación inversa. Ese mismo crítico se sentía capaz de arruinar un negocio con una mala reseña. Recuerdo como el responsable de ese restaurante nos decía de ese periodista que había conseguido ser temido entre la profesión porque algún que otro local se había visto abocado al cierre después de una o varias malas críticas.
Creo reprochable la autosuficiencia de quienes consideran que su opinión es algo más que una aproximación subjetiva a un mundo tan poco científico como la gastronomía. Creo reprochable el uso indecente que algunos hacen de su reconocida capacidad de influencia. Creo reprochable el juego de presión y recompensa que ciertos críticos han descubierto como la esencia de su labor. Pero lamento, por encima de todo, nuestra incapacidad para ser críticos con los críticos. Ver en la opinión una verdad puede acabar provocándonos en la mayor parte de las ocasiones la decepción. Y pienso en la gastronomía, el cine, la literatura…
3 comentarios:
Esa pregunta es válida no sólo para la gastronomía puede valer también para temas diversos, con ello me refiero a política, música, sociedad....es atemporal y carece de reglas...¿quién critica a los críticos?
Y sobre todo...¿quién repara el daño que causan todos los que van con el carné de "especialistas" y que pueden estar equivocados de lleno y van soltando lo suyo ante medios de comunicación, la red o en público?.
Por suerte, de todo se aprende y a mi me encanta el aprendizaje, la sociedad en general se va inmunizando de estos seres que se creen el oráculo de las materias que tratan y vamos siendo cada vez más objetivos.
Lo peligroso es convertir la crítica en sentencia.
Sobre gustos no hay nada escrito, y la visión de un crítico (y, por supuesto, me incluyo), no lo olvidemos, es siempre subjetiva y susceptible -valga la redundancia- de crítica.
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