martes, noviembre 02, 2010

Jugando con las cosas de comer

¿Puedo compartir mi entusiasmo por un libro que no he leído, por un disco que no he escuchado, por una ciudad que no he visitado? Diréis que no. Pues yo digo que sí. De eso va esta entrada en el blog (a mi madre le digo bitácora, que le resulta más fácil de pronunciar).

Escribo aquí para manifestar (de modo contagioso si aún puede ser) mi entusiasmo por la obra (¿puede decirse así?) de Ferrán Adriá. Sí, el cocinero de El Bulli, ese mismo. Aunque la palabra cocinero no le define, no le representa. Un cocinero utiliza y recrea alimentos para nuestra alimentación. Pero Adriá, ya lo sabemos a estas alturas, hace otra cosa.

Y sí, expreso, manifiesto, declaro mi entusiasmo por el arduo y tenaz trabajo de Ferrán Adriá y su equipo, por su creatividad; por su humor; por su sano ejercicio de provocación (sí, la 'Mousse de humo' era una provocación, un juego, una pretensión de grado cero si pensamos incluso en la vanidad del chico aquel que empezó a cocinar en la 'mili'); por ser osado y arriesgar; por partir de la tradición culinaria (que sí, que la domina y la conoce) para matarla (al padre siempre hay que matarle de algún modo) como corresponde... también en la cocina el asesinato puede ser considerada una de las bellas artes.

No me he perdido un solo capítulo de la serie Catálogo de El Bulli que esta emitiendo La 2 de TVE. Cuanto más conozco la historia de Adriá y su ya mítico restaurante de Cala Montjoi más me entusiasman sus logros. Y más determinado estoy a gastarme la mitad de mis ahorros para cenar en su restaurante en 2011. Tanto me entusiasmó el último capítulo de la serie que hasta escribí un correo para decirle a Ferrán y a su equipo que "los ateos también nos merecemos un éxtasis religioso".

Crear en la cocina, crear con la comida, ¿no hubiera sido acaso el sueño de cualquier dadaísta del Cabaret Voltaire o hasta de los surrealistas del 'pope' Breton? Poder jugar, provocar, transgredir con aquello de lo que la sociedad no puede prescindir: la comida. Adoro a este hombre.

La foto que ilustra este texto es de la ya famosa Menestra en texturas creada por Ferrán y su equipo creo que en 1996. Por cierto, mi sopa-salsa de rúcula va tomando cuerpo; ahora le añado wasabi. Ya, de paso (pero sobre esto me extenderé otro día) aprovecho para solicitar la inclusión de Valladolid como provincia catalana; a ver si así se nos pega algo. Y ahora, ya podéis ponerme... a caldo.

7 comentarios:

JuanP dijo...

Te alabo el gusto. Yo también creo que lo de Adriá va más allá de la cocina. Quienes han podido disfrutar de sus obras hablan de placeres para todos los sentidos, de una experiencia inigualable y única, y digo yo que por algo será.
Si yo tuviera ahorros, tampoco tendría reparo en gastar la mitad de ellos en cenar una noche en El Bulli. Aunque tu sopa-salsa de rúcula va teniendo una pinta estupenda.

Pedro Blanco dijo...

Y digo yo... por respeto a uno de los "socios" de este blog, ¿no podrías haber elegido otro plato que no fuera una menestra?. Deconstruirla es insultar a los tudelanos...

Chema Liza dijo...

Por ahí empieza la cuesta abajo. Pedro defendiendo la integridad de sus verduras; de su gazpacho, un andaluz; de las kokotxas un vasco; y de vaya usted a saber Santi Santamaria... Ya tienes deberes Pedro: vuelve a ver desde el primer capítulo "Catálogo de el Bulli".

Y tú JuanP, eres un Adriá en potencia si es que estás dispuesto a probar mi sopa-salsa de rúcula con wasabi. Otros no dirán lo mismo.

JuanP dijo...

Bueno venga vale, pues ya tenemos qué hacer: una cena en la que Pedro se encargue de la menestra en condiciones y Chema la riegue con su famosa sopa-salsa. Yo llevo el vino.

Pedro Blanco dijo...

tienes razón, Chema, porque los de Valladolid defendeis... esto... defendeis... mmm...

Uslé dijo...

Me flipa.
Me voy a picar (Chema 6 comentarios con ésta... Uslé CERO LAPICERO)

Chema Liza dijo...

Defendemos los espárragos y verduras de Tudela... de Duero, que -por cierto- también compra Adriá para elBulli.

Ana, no te piques, que estos comentarios no cuentan... son de la casa.