lunes, noviembre 29, 2010

Cuando el periodista va delante de la noticia

Tengo la impresión de que el show televisivo está contagiando a unos cuantos periodistas. Ya sabíamos eso de que somos una estirpe obsesionada con nuestros quehaceres. Creemos que el mundo se detiene cuando publicamos un reportaje, damos una noticia o aparecemos delante de una cámara. Pensamos que quien está al otro lado del papel, de las ondas, de la pantalla o del ipad no tiene mayor preocupación que la historia que le estamos contando o la opinión que le estamos soltamos -a más de un tertuliano, por cierto, se le podría aplicar perfectamente el verbo 'escupir' en este caso-.

Reconozco que estoy afectado por ese vicio. Pero incluso para un adicto como yo, algunos episodios le parecen auténticas sobredosis. En las últimas semanas los medios de comunicación y sus profesionales han abusado demasiado del recurso 'yo, el protagonista'. Además de contarnos lo que sucede, convierten en noticia -a veces con demasiada relevancia- el cómo han conseguido dicha información. Incluso cuando la noticia es que no se pueden contar noticias o que la mega exclusiva es gracias al trabajo de otros y nosotros somos privilegiados transmisores de ese trabajo. Me explico con dos ejemplos.


Durante varios días hemos podido escuchar cómo era apertura de boletines, informativos y periódicos las desventuras de los periodistas españoles para trabajar al otro lado del Estrecho a raíz del conflicto del Sáhara. No creo que haya que ocultar las serias dificultades que se han puesto. Pero si el objetivo era contarnos la censura que ejerce la seudodemocracia alauíta, quizá bastaba con recordar el último informe de 'Reporteros Sin Fronteras' (el 135 de 178 en la protección a la libertad de prensa) o la situación del periodista Alí Lmrabet. ¿O era necesario contarlo?

Más perplejidad me ha causado el vídeo que podéis ver debajo de este párrafo. Parece sacado de una película antigua, de esas en blanco y negro donde los actores aún fuman delante de la cámara -y eso que en uno de los planos podemos ver un iphone con carcasa tuneada que nos devuelve al presente-. Es la Redacción de El País contándonos cómo publicaron en la web los datos que les había facilitado -no sabemos por cuánta pasta, ya que estamos hablando de transparencia- la web Wikileaks sobre la forma de operar de la diplomacia estadounidense -por cierto, plagada de espías que cuando se les acabe el curro pueden pedir silla en 'Sálvame'-. No se pierdan varios detalles: el redactor que logra hablar por dos teléfonos a la vez; la existencia de un 'botón rojo' en la redacción de El País; o el "¡para un momento!" -que viene a sustituir al ¡que paren las rotativas!". Sólo me falta un crío con gorra vociferando por las calles: "¡extra, extra!



Este es sólo un post para abrir debate y está escrito desde el respeto a los compañeros. Algunos de ellos, antiguos jefes con los que aprendí mucho.

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