jueves, noviembre 17, 2011

De raras fobias filiales

Estaba preparando esta entrada (Valeria lo sabe, se lo comenté hace un par de semanas) sobre José Donoso cuando hoy se me ha precipitado al blog. Acabo de leer en el diario El País que Pilar, su hija, ha sido hallada muerta en su casa de Santiago de Chile. Ocurrió el martes 15 de noviembre. Descansa en paz, Pilar. Buscaré, para honrarla, tu memoria, la que dejaste escrita en Correr el tupido velo y con la que acabaste compartiendo editorial con tu padre. Alfaguara editó la única obra de Pilar Donoso, ese repaso a la atormentada vida familiar, el año pasado. Este 2011, en julio, acabó de reimprimir El lugar sin límites, una de las novelas cumbre de su progenitor.

El escritor y periodista José Donoso la escribió en 1966, pero sigue teniendo una vigencia punzante y vital. Una historia nocherniega de latifundio y lenocinio que juega con la identidad, las ansias y los sueños enmarcados en el universo propio del autor chileno. Todo un acierto recuperar la historia de la Manuela. Historia que, como en muchos casos, alguien se ha encargado de traspasar a la gran pantalla. Arturo Ripstein convirtió el papel en celuloide en 1977, como en otras ocasiones ha hecho con otros libros. Por poner dos buenos ejemplos, El coronel no tiene quien le escriba, obra homónima de Gabriel García Márquez, o La virgen de la lujuria, basada en el relato de Max Aub La verdadera historia de la muerte de Francisco Franco. Sé que la adaptación de Ripstein de El lugar sin límites es una de los títulos claves de la filmografía del mexicano. Pero película de la que, de momento, y con todo el respeto, me voy a abstener. El libro abrió mi mente. No necesito una película para que me la cierre.

Un lugar sin límites está editada por Alfaguara

martes, noviembre 15, 2011

El chef ha muerto... ¡Viva el chef!

Veo que Ferrán Adriá ha escrito un libro. Muy bien. Enhorabuena. Pero puestos a leer algo de cocina y literatura, en plan bien mezclado, con buenos ingredientes y mejor sabor de boca, pues me quedo con una novela, ópera prima, de mi amiga Yanet Acosta. Sí. Sé que no es de buena educación hablar de los amigos. Sí. Sé que va contra el buen protocolo en la mesa. Pero de vez en cuando hay que coger las viandas con las manos y devorarlas con pasión. Es lo que me ocurrió cuando compré su libro. Sí. Lo compré. Ya he dicho que es amiga. Es más. Todavía no me lo ha dedicado. Eso quiere decir que hace tiempo que no nos vemos.

Como no me gusta revelar absolutamente nada de qué va el libro, sólo diré que es una historia de misterio ambientada en el mundo gastronómico. Una novela negra gastronómica si se prefiere. Cierto es que los que ronden ese universo notarán algunas referencias. Aunque la más clara no fue premeditada: la muerte de Santi Santamaría, uno de los cocineros españoles más reconocidos. Falleció en su restaurante de Singapur en febrero de 2011. Estaba con unos compañeros míos haciendo una entrevista. Se sintió indispuesto, intentó salir a tomar aire y se desplomó. Murió prácticamente entre los fogones, con el micrófono de corbata todavía puesto. Porque a veces la realidad supera la ficción. Aunque esta ficción, la firmada por Yanet Acosta, El chef ha muerto, esté sabrosona.

Más información sobre la obra en http://elchefhamuerto.wordpress.com/

El chef ha muerto, de Editorial Amargord

viernes, noviembre 11, 2011

Yo soy más de Astérix

En esta fiebre tintiniana que nos ha entrado aquí a todos, yo confieso que a mí ni fu ni fa. Que nunca me ha dado por el del flequillo. Reconozco que la peli que le han dedicado tiene mucho mejor pinta que las de los héroes galos. Y que estéticamente, para ser cool, puede quedar mejor colgar un cuadro basado en una viñeta o en una portada de la obra de Hergé que en una de Uderzo (y Goscinny). Pero yo me sigo quedando con Astérix. Y Obélix.

De hecho, Obélix y compañía fue el primer cómic de la colección que cayó en mis manos cuando no era todavía ni proyecto de persona. A partir de ahí, fui leyendo todos. Con el tiempo, me pegué el gustazo de comprarme la colección entera. En tapa blanda, una edición especial económica que salió, si no me equivoco, hace unos 15 años (o más, pero miedo me da calcularlo).

Seguro que Tintín será la bomba. Pero al igual que en la literatura, que pasé de golpe de los Hollister a Agatha Christie, yo ya andaba enfrascado en cómics de otro calibre para cuando me hubiera tocado leer algo del reportero y su perrito. Una vez cogí uno de los tomos del belga. Juro que me resultó aburrido por no decir otra cosa. No descarto que en otra ocasión vuelva a hacer un intento a ver si mis humores me colocan a la misma altura que los miles de devotos de sus aventuras.