Estuve en Bilbao la semana pasada y descubrí una de las nuevas joyas arquitectónicas de las que tienen el gusto, y la suerte, de presumir. Se ha reabierto la Alhóndiga. Un edificio enorme (43.000 metros cuadrados) que en 1909 Ricardo Bastida proyectó para que funcionase como almacén de vinos. A lo largo de sus 100 años ha sufrido un incendio y ahora una espectacular reforma. En 1977 se cerró y después de una intensa polémica y una serie de proyectos fallidos llegó Philippe Starck y por un módico precio (74 millones de euros) les ha montado un centro de ocio de película, nunca mejor dicho. Starck pidió ayuda a Lorenzo Baraldi, un escenógrafo italiano, para reunir 43 pilares que conviviesen en el espacio central del edificio. Cada pilar representa una cultura, desde la griega a la china, con diferentes materiales, colores, peso... y miden 3 metros. Así simbolizan la unión de las civilizaciones. Además desde los pilares, la plaza de hó, se puede ver otra de las brillantes locuras de Starck. Si miramos hacia arriba vemos la piscina con el fondo de cristal, transparente, que se encuentra en el cuarto piso. Así que si alguien no quiere que desconocidos y paseantes vean sus mollejitas flotando al nadar es mejor que se lleve un traje de neopreno. Hay muchísimos más detalles que comentar pero no debemos contarlos todos, algo tendrá que sorprender a quién quiera acercarse.Y ya que hablamos de la modernización de Bilbao, os dejo un corto que me ha divertido mucho, son los Dantzaris Breakers.



