Asistí, una suerte, a la que ha sido una de las sensaciones de la cartelera madrileña: El intérprete. Un musical curioso en el que Asier Etxeandia repasa su corta vida. Original, entretenido. Asier me gustó algo menos cuando él más se gustaba. Pero bueno. Un ejercicio interesante del que disfruté. Tanto de lo que se veía en escena -con Gherardo Catanzaro, Tao Gutiérrez y Enrico Barbaro impecables con su música- como del espectáculo de la platea. El público se prodigó y participó bailando en pie algunos de los temas. Incluso Loles León y Bibiana Fernández replicaron a viva voz al bueno de Etxeandia, en ese toque castizo improvisado que se permite en momentos así. A ellas sí. Pero entre todo ese tumulto divertido los ojos se me fueron a una mujer. Se llama Ana. Ahí estaba en medio del pasillo grabando con su cámara todo lo que ocurría. Cómo un aspirante al Oscar como Paco Delgado movía su esqueleto; cómo un Pepón Nieto casi se lanzaba desde el palco. Ella también estaba volcada. Y vi en su sonrisa mucha pasión, la pasión por antonomasia. Como la que hay que poner siempre, y más en estos momentos, para lanzarte a producir un espectáculo. Así, Ana Sánchez de la Morena estaba a todo. A higos y a brevas. Encargándose de las entradas antes de la función y de inmortalizar, cual groupie, el fragor del teatro, del respetable totalmente entregado a un actor entregado. Regocijada. Y eso, gozar de su trabajo, de su ocupación, también es complicado. Aunque no me extraña. Le salió bien la apuesta. Sé que no es una casualidad. No se llevará los flashes. Pero consigue que brillen mucho más.
El intérprete prolonga su presencia en la cartelera hasta el 14 de junio en el teatro La Latina de Madrid.
Ana Sánchez de la Morena comparte la producción ejecutiva con José Luis Huertas. Conforman la Factoría Madre Constriktor.
Ana Sánchez de la Morena comparte la producción ejecutiva con José Luis Huertas. Conforman la Factoría Madre Constriktor.
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