jueves, mayo 31, 2012

MIB 3: Men In Boredom*

Anoche maté dos pájaros de un tiro. Bueno, fueron 3 ó 4. Llevaba un tiempo con ganas de ver una película en 3D. La única que había presenciado, un mediometraje, fue en la Expo'92 de Sevilla. Y antes, casi me olvido, cuando la Teleindiscreta regaló esas gafas de cartón y celofán rojo y azul porque iban a emitir en TVE no sé qué película en esos mismos dos colores, pues también hice el experimento como miles de ciudadanos de buena fe. Fue un churro. Pero entiendo que la ciencia es así, método empírico ensayo-error. Había oído historias con eso de las tres dimensiones en el cine que recordaban a aquellos señores que salían despavoridos al ver el famoso tren de los hermanos Lumiére. Así que cuando acudí a ver la exposición sobre los inventos de Leonardo Da Vinci en Madrid, no me quise perder lo primero el pequeño vídeo en 3D sobre el genio italiano.

La experiencia no estuvo mal. Curioso al menos. No es tan emocionante como los libros de realidad tridimensional, esos que si no sabes cómo poner los ojos no ves un pijo, pero mucho más cercano a la realidad sí. Antooooonioooooo, que te estás enrollaaaaaandoooooo. A lo que iba, que la experiencia con Da Vinci se me quedó algo corta, esperaba una oportunidad para ver un film de esos. Hice un primer intento con la nueva de Tintín. Pero la versión on-line de la Guía del Ocio me jugó una mala pasada. Anunciaba la película en un cine a una hora y cualquier parecido con la realidad fue una coincidencia. Al menos, nos sirvió para ver Margin Call. Algo salimos ganando.



Pues a lo que iba, que anoche me lancé a la aventura de nuevo. Eso sí, asegurando. Había película y en 3D. Ok. Cenamos antes la cuadrilla de amigos, disfrutamos de un buen rato y mejor conversación, les conté una historia que hacía tiempo les debía y que no viene al caso en estas líneas (de ahí algunos de los pájaros de un tiro) y, tras una buena provisión de limonada, nos metimos en la sala 9. Íbamos a ver la nueva entrega de Men In Black. Había leído que, después de las dos primeras, lejos de languidecer, el tercer episodio de los cazamarcianos era el más sublime de los tres. Craso error. Algunas críticas inoculan unas expectativas que luego, si no se cumplen, frustran doblemente. A mí me daba igual. Sólo quería disfrutar del nuevo ingenio visual del 3D. Pero, claro, si era una gran película, te emocionas. Y no, no me dormí. Y sí, alabo la intención de crear una nueva historia partiendo de una premisa que creo que funcionó en la original. Sabéis que no me gusta, en absoluto, desvelar nada, porque soy de los que prefiero entregarme virgen a una experiencia cultural. Pero quitando lo que ya sabemos sobre los hombres de negro, la gracia de que estamos rodeados de marcianos (desde Mike Jagger a todas las modelos de pasarela), esta cinta sólo aporta un clásico viaje en el tiempo con sus incoherencias temporales y poco más. Un guión entre empalagoso y mantecoso con unos diálogos más que predecibles, al igual que todo el desarrollo de las tramas, principal y secundarias. Será que ya soy viejo pellejo difícil de sorprender. La única pena, que para interpretar al agente K de joven yo hubiera llamado a Josh Harnett, uno de esos parecidos razonables que llevan a pensar que ese chaval es un hijo secreto de Tommy Lee Jones. ¿O no?  



Men in Black 3, ahora mismo en cines.

(*) Aburrimiento

No hay comentarios: