Sí, se nos repite. Pero sería impensable no contar con él en nuestra cocina mediterránea. Por su valor culinario y por sus propiedades para la salud. Ya los egipcios (los de ahora y los de hace miles de años) destacaban su valor vigorizante y los atletas olímpicos griegos (los de ahora y los de hace cientos de años) lo masticaban antes de competir. Se le atribuyen beneficios para la libido y desde la Edad Media se utiliza para combatir enfermedades bacterianas y como antiséptico. Eso sí, mejor en crudo.
Pues hay artista que son ajos. Se repiten, pero me gustan. Y me sientan bien. Muchas veces digo que hay quien tiene una sola canción que calca y calca. Otros que, efectivamente, sólo tienen una canción (y viven de ella). Seguro que te viene a la cabeza una buena colección de casos. Cuando no es del agrado de uno, directamente se aborrece y a correr. Pero cuando gusta, uno aguarda esa melodía, esa letra certera. Aunque evolucionar es bueno, y muchos lo hacen aunque no se les note, la esencia es lo que se espera que mantenga. Y eso es lo complicado. U2 es un caso interesante. Tras una década de éxito que encumbró The Joshua Tree, arrancaron los 90 reinventándose. Achtung baby primero, Zoo TV y Zooropa después, se sumergieron en la electrónica hasta el punto de sobrevivir, sí, pero mostrarse irreconocibles para sus seguidores. Fans (y creo que ellos mismos) que han agradecido, sin duda, la vuelta al sonido original a partir de 2000, retomando la senda con All that you can't leave behind. Preclaro.