Ya en el siglo XVIII, la crítica literaria centró la batalla entre cultistas y conceptistas, las dos formas de entender el arte escrito que representaban, como máximos exponentes, Góngora y Quevedo. Un enfrentamiento a letra limpia que llevaron del papel a lo personal y de lo personal al papel en una mezcla creativa sin igual. El estilo barroco, excesivo, adornado hasta la extenuación frente a la sencillez, la imagen directa, el lenguaje casi vulgar. Polos opuestos pero atractivos al fin y al cabo. Ese ejemplo de nuestro Siglo de Oro de las letras (salvando toooodas las distancias) es lo que me ha venido a la cabeza al ver, anoche mismo, dos videoclipes. Por un lado, el artificio de OK Go en su tema Needing/Getting. Por el otro, la sencillez de un plano fijo y un sólo tipo bailando (regular tirando a mal) durante 3 minutos y 14 segundos en el primer single del nuevo álbum de The Black Keys, Lonely boy. Pues ambos han conseguido lo mismo: hipnotizarme. Cada uno en su estilo. Cada uno con sus formas. Cada uno con su mérito. Particularmente, aprecio el trabajo de montaje cuidado y enrevesado del primero. Pero, de elegir, me quedo con el minimalismo del segundo. El poder atractivo de lo simple.
Y del encuadre inmóvil de The Black Keys, a la ingeniería de producción de OK Go, que arrasa en Internet.
El camino es el último disco de The Black Keys
Ultimate road es el trabajo de OK Go
No hay comentarios:
Publicar un comentario